Luego del golpe de estado de 1955 que derroca al Gobierno de Juan Domingo Perón e inaugura 18 años de proscripción, la Resistencia Peronista comienza un recorrido que mutará en formas, proclamas, integrantes, organizaciones que incluso comprenderá diferencias en su relación con Perón desde el exilio.
En sus inicios, la Resistencia Peronista supo cobijar a jóvenes de raíces políticas y sociales bien distintas pero teñida metodológicamente por un sesgo genuino e impulsivo. En la voz de muchos que han sufrido cárcel en el marco de la aplicación de la Ley Conintes (Conmoción Interna del Estado) aquellas acciones encaradas por la Resistencia tuvieron como sello la virulencia, la improvisación, la falta de planificación en muchos casos, pero siempre la lealtad y el desafío.
Una de las acciones más renombradas fue el robo del sable corvo del General San Martín del Archivo Histórico Nacional el 12 de agosto de 1963, devuelto días después.
El 19 de agosto de 1965 el sable fue nuevamente sustraído del Archivo Histórico. La caza de brujas pulió sus estrategias: en solo 3 días “millares” de procedimientos se efectuaron en la búsqueda de los responsables y del sable corvo. Convertido en emblema de la nacionalidad -así como de disputa- el sable fue recuperado por segunda vez, recién en junio de 1966.
Hasta el 25 de mayo de este año, fecha en la que es trasladado al Museo Histórico Nacional, el sable se encontraba celosa y blindadamente guardado en una bóveda del regimiento de Granaderos.
Los documentos fueron agrupados alrededor de dos ejes: el robo del sable, y la historia de Manuel Gallardo, uno de los participantes de la acción y ex preso CONINTES.